lunes

SOLICITUDES PECAMINOSAS

Eres tan dulce
como la humillación
del fracaso eterno.
Tan hermética
como el rayo trasparente
de un ocaso rayado.
Extinta
como el holocausto
de los antiguos mitos.
Deforme y agrietada
como el refulgir
de un hombre en bronce.
La plaza, tibia y delicada,
se rinde a tu paso.
Te hace sentir breve,
como un añadido enciclopédico.
Roes el mármol,
y quemas mi cultura de papel.
Yo vivo llamándote,
paranoico y demoniaco,
esperando el crematorio,
o la aventura de no saber
en qué día vivo.
Se te iluminan los ojos
al ver la fisura resbaladiza
en el cuerpo de la presa,
vomitando algo
entre agua y sangre.

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