domingo

I

A veces creo sombras de luz
Hechas con tu rostro pálido,
Termitas atómicas y espejos
De tierra mojada.

Me envuelven como mantos,
Capas de rayos de sol y el
Rojo de las suaves cadenas
De tu policromático cabello.

Me asaltan en mi insomnio,
Me llevan a su mundo,
Tan hermoso que jamás
Pudo ser imaginado.

Mi mente dice que es una ilusión,
Mi cuerpo me habla de mentira,
De fracaso, como siempre, mi corazón.
Y mi alma vuelve a entregarse una vez más.

Es vapor que se hunde en el cielo
Y me vuelve a hablar de lo que es
Y será, si pierdo miedo,
Olvido y esperanza.

Es una música tenue que me sumerge
En un océano centelleante
De corales monstruosos, lágrimas sólidas,
Fósiles, estrellas y seres inventados.

Es un lugar que nadie entiende,
Nunca supieron ver.
Pero no puedes culparles,
No miran desde tus ojos.

Cuando salgo a la superficie
Tengo miedo de perder las branquias.
Quién va a poder acariciar ese mar
Ahora que estoy lamiendo la arena.

Sombras de luz, volved
Y atravesad mi piel, hacedme transparente,
Volvedme incorpóreo, dadme lo invisible,
Sed mi refugio y mi ventana.

No dejéis que me vuelva noche,
No hagáis duro lo suave, tibio
Lo llameante, dadme vida.
Una noche más de vida.

Sigue sonando la música, más ligera.
A cada momento más ligera.
Nunca se irá, cada vez más hermosa.
Volando, armonía de sombra de luz.

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